Soles

La exposición se compone de 10 fotografías de diferentes formatos, cuyo protagonista son los atardeceres.

Podrá verse hasta finales de noviembre en la galerías Stoupa con el horario habitual de la galería Stoupa.

Concretar cuando empezó todo me resulta difícil, siempre he sido artistilla. La fotografía llegó con mi primera cámara de usar y tirar y desde entonces ha sido un imprescindible, y después la convertí en mi profesión.

Pero aquí se trata de hablar de mí adicción por los dorados, por los atardeceres, los sunsets, solpores… Esta exposición habla de eso, de esa obsesión desmedida. Persigo los atardeceres como una adicta, lo confieso, lo soy. Necesito ese instante mágico cuando el cielo se viste de oro y todo se detiene. Necesito estar en ese momento, necesito tener mi cámara en mano, necesito vivirlo, necesito inmortalizarlo y necesito enseñarle al mundo lo increíble que es la naturaleza. No me escondo, ni puedo ni quiero controlar esta adicción. Cuando el día avanza y se acerca el momento, mis sentidos se agudizan, controlo el clima, la hora y reviso el lugar. Si todo está alineado, mi cuerpo lo siente: mi corazón se acelera, la sangre me hierve y la dopamina se dispara. Y ahí estoy, frente a ese espectáculo que me embriaga, como si la naturaleza supiera que me lo debe, y me regala una hora de puro éxtasis visual.
Los últimos meses he ido aumentando el chute con agua salada, es un viaje indescriptible. Me revive estar a flote, con la cámara, y sintiendo el agua fría, que con tal subidón a penas puedo notar el frío. Es como un sueño: flotar en esa luz dorada, bañada por el océano y el cielo, atrapando el momento con cada foto que tomo. Aquí, en esta exposición, recojo solo un fragmento de esa felicidad desbordante, de esa necesidad visceral de capturar la belleza que el sol me regala. Hola me llamo Gésico y soy la paparazzi del sol.

Texto Jessica Mato- Gésico